29 noviembre, 2024

Radio Horizonte

CADA VEZ MAS CERCA DE LA GENTE

Ciclo de entrevistas «Mujeres Históricas». La Dra. Alicia Cadierno: una mujer que se codea con la muerte.

Alicia Cadierno, es médica y dijo «tarea cumplida» el 1 de mayo de 2020 y se jubiló después de 42 años de haber ingresado al Poder Judicial como empleada.

La ex directora del Instituto Médico Legal, médica legista, del trabajo y cirujana dio sus primeros pasos en el edifico rojo del IML de Rosario en 1992. No puede precisar con claridad cuántas autopsias llevó a cabo en todos estos años pero el promedio de la entidad que dirigió hasta el año pasado es de algo más de 1000 procedimientos anuales. Cadierno se mantuvo siete años al frente del IML.

Relata la profesional que fue testigo del incremento de los crímenes contra mujeres y también de la forma de investigarlos.  «Uno ha sido testigo del aumento de la violencia y de los cambios que han deteriorado el tejido social». Los medios de comunicación, sostiene, han sido fundamentales para que esta situación sea cada vez más visibilizada. «Fue inusitado el aumento de la violencia machista en los últimos diez años. El naturalizado predominio físico del hombre se ha ido revirtiendo por una acción de la mujer y esto ha provocado una reacción del hombre que significó una desmesura en su violencia hacia ella» esboza su teoría la Dra. Cadierno.

Difícil trabajo si los hay, impone consultarla sobre cómo sobrellevarlo. «Me impactan mucho los casos de violencia sobre los niños y se hace complicado disociar la mente profesional de lo personal. La tarea  de autopsia puede definir la secuencia de los pasos que llevaron a la muerte de la víctima pero no siempre podemos impedir hacernos la idea palpable de la indefensión de la persona en el momento del deceso»

Empezó a estudiar, a los 17 años, cuenta la médica y a lo largo de su carrera vio los cambios que tuvieron las mujeres cirujanas en la profesión. «Hoy en día es corriente que ocupen un lugar principal en el quirófano, pero años atrás transitaba por un lugar más marginal». En una entrevista que realizó el año pasado conto una anécdota sobre sus inicios a los 23 años en el Poder Judicial:  «Disculpame, pichona, no es nada personal contra vos, pero una mujer no puede trabajar acá», le dijo quien estaba destinado a ser su jefe.

De todos modos, cuenta que gracias a la educación que recibió de sus padres pudo sobreponerse a las situaciones desagradables propias de su profesión tan en contacto con la muerte por su convicción de buscar el bien del otro y conocer la verdad que eso conlleva.

Sólo en una oportunidad no pudo llevar a cabo una autopsia. Cuenta que hacía 6 meses había nacido su segundo hijo -tiene tres- y tuvo que enfrentarse al cuerpo de un bebito de la misma edad que el suyo en la mesa de autopsias. «Levante la sábana. Vi al niño y no pude seguir. Tuvo que realizar el trabajo un colega» confiesa.

Su tarea profesional la llevó por distintos caminos y a la exploración constante -como lo ha demostrado durante toda su inquieta carrera. Uno de esos caminos resultó ser de  gran utilidad cuando junto a colegas inició allá por 2008  la utilización de la cámara gesell para entrevistar a niños de manera eficiente.  «Resultó de un incalculable valor para investigación del abuso sexual a niños o niñas o cuando han sido testigos de homicidios».

Se define como «pro activa» comenta que si sufrió obstáculos y fue objeto de discriminación por ser mujer en su profesión, «en el momento no me di cuenta» dice y «cuando lo hice con posterioridad lo capitalice para seguir adelante».

Rasgos de una mujer inteligente que a pesar de haberse enfrentado a las peores miserias humanas como profesional supo conservar la calidez personal.

«Yo soy una enamorada de la vida» dice y hoy día, ya retirada de su actividad, la pandemia la recluyó a la intimidad de su hogar, la familia, la lectura, el jardín pero no puede con su genio y asegura que no puede atesorar su conocimiento y experiencia en un rincón y debe ponerlo a disposición por lo que a menudo colabora como perito consultor o de parte en casos judiciales.

«Después de asumir lo corta que puede ser la vida, de palpar los padecimientos y la condena que una persona puede sufrir durante ese periodo, aprende a valorarla y debe accionar para que otros puedan valorarla del mismo modo» concluye.