Bianca. Una dolorosa historia de abuso y violencia.

Eran una familia normal de Villa Cassini en Capitán Bermúdez: mamá, papá, una nena y cuatro hermanos menores. Salvo por un detalle, el papá empezó a abusar de Bianca a los 8 años «y no paró más» según relató ella, la víctima, cuando pudo realizar la denuncia.

Ayer martes, Enrique Pochón fue sentenciado a 20 años de prisión efectiva por un tribunal de San Lorenzo y su hija, hoy de 23 años, pudo sentirse «aliviada» como relata a «Un Día de Gloria» un día después del fallo condenatorio a su padre.  «Fue una liberación completa. Hasta acá llegó esto y de ahora en más poder vivir tranquila»

Después de soportar el calvario de más de una década donde padeció además de la violación, violencia familiar, represión: “se mostraba como un padre que acompañaba, que estaba siempre, que no te perdía pisada”, dice Bianca, pero también dice : “era simplemente para no perderme pisada a mí. No me dejaba salir, no tenía vida social

«Nunca pude dar un indicio, nunca me salió demostrar que algo me estaba pasando. Llegué a naturalizarlo. Lo tenía muy arraigado» cuenta la joven. «Una vez a los 14 años reventé y le dije que le iba a decir a mamá. Entonces me puso un cuchillo en el cuello y me amenazó con que mataría a mi mamá y a mis hermanos»

“Pude hablar porque quedé embarazada”, asegura. Era julio de 2019 cuando Bianca le pudo contar a su madre lo que había ocultado por mucho tiempo. Pudieron hacer la denuncia y Pochón está detenido desde ese momento. La beba fue dada en adopción. Pero esa es otra historia.

Ahora tiene que enfrentar el desafío de comenzar de nuevo. Planea continuar su carrera de derecho y retomar su trabajo. Ambos los tuvo que dejar de lado momentáneamente  para dedicarse al juicio que implicó pasar de nuevo por todo su padecimiento: denuncias, audiencias, pericias psicológicas.

Ayer en las escalinatas de los tribunales sanlorencinos estuvo rodeada de sus afectos, su familia, amigos, las mujeres militantes que la acompañaron durante todo este proceso y se sacó una mochila de encima.  Sólo piensa el empezar una nueva vida y dispuesta a escuchar a quienes pueden estar pasando por una situación similar. Todavía le queda valor para eso.