2 diciembre, 2024

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Agua: ¿cuánto tienes que beber todos los días?

El agua es un componente esencial y el más importante del cuerpo humano. De hecho, más de un 60% de nuestro organismo se conforma de agua, por lo que hidratarse de forma adecuada es fundamental para conservar una óptima salud.

Tomar un vaso de agua al despertar, es una sana costumbre para comenzar el día y activar nuestro sistema, que pasó durante el sueño, muchas horas sin ingerir líquidos. Nuestro cuerpo no tiene la capacidad para almacenar agua, por lo tanto, es necesario un consumo continuo durante toda la jornada para un buen funcionamiento.

Durante el día, el cuerpo va perdiendo agua que es necesario ir reponiendo. Un adulto promedio pierde alrededor de dos litros y medio de agua por día. No obstante, es frecuente que las personas esperen a sentir sed para ingerir líquido sin saber que este estado es un aviso de que ya existe cierto grado de deshidratación.

Nutriente fundamental 
El agua desempeña múltiples funciones en el organismo que la convierten en un nutriente fundamental. La ciencia ha estudiado que faltas mínimas de agua, en el entorno del 1%, pueden provocar situaciones diversas que alteran el bienestar de las personas.

Tomar agua colabora con la capacidad de reaccionar a tiempo, prestar atención, tener vitalidad, mejorar la memoria visual, así como también a evitar los cambios en el humor, mantener la calma y evitar el desgano, la fatiga y la somnolencia.

La hidratación y la temperatura corporal
Ante la proximidad del verano es importante tomar en cuenta que las pérdidas de agua a través de la transpiración son mayores, por lo que es fundamental anticiparnos a la sed e ingerir más cantidad de agua. El ambiente cálido aumenta la temperatura corporal y el agua es un elemento clave para regularla.

Lo mismo sucede al practicar actividades físicas. Es fundamental hidratarse antes, durante y después de realizarlas -independientemente de que aparezca o no la sensación de sed- para tener una mejor tolerancia al ejercicio, un mejor rendimiento y una mejor recuperación. La deshidratación, aunque sea leve, aumenta el esfuerzo cardíaco y la temperatura corporal y esto afecta el rendimiento.