
Esta especie exótica invasora no solamente impacta en la biodiversidad y sustentabilidad del ecosistema, sino que puede transmitir parásitos a las personas.
El Ministerio de Ambiente declaró al caracol gigante africano como dañino y perjudicial para la conservación de la biodiversidad, las actividades productivas y la salud humana por ser una especie exótica invasora y hospedadora de ciertos tipos de gusanos, potenciales causantes de enfermedades zoonóticas. En Argentina, estos moluscos están focalizado en las provincias de Misiones y Corrientes, y no se descarta que en un futuro pueda extender su territorio al centro del país.
La cartera de Ambiente nacional diseñará un plan para la prevención, erradicación y control del caracol gigante africano para lo cual conformará un grupo de trabajo junto a Parques Nacionales, el Senasa, el Instituto de Medicina Tropical y autoridades provinciales.
El caracol Achatina fulica, originario del este de África, se introdujo en América, Asia, Oceanía y Europa a causa de la acción del hombre quien facilitó su rápida dispersión , fundamentalmente para su cría como alimento. La dispersión también se debió al traslado involuntario adherido a vehículos y a camiones usados en cosechas, a su uso como carnada, al comercio de plantas en macetas, donde se alojan los huevos, y a su tráfico como mascota.
En Argentina, el caracol gigante africano fue registrado por primera vez en 2010 en Puerto Iguazú, Misiones, y años más tarde fue detectado en la ciudad de Corrientes, siendo éstos los únicos dos focos reconocidos hasta el momento. Desde entonces el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) realiza tareas de prevención, monitoreo y control del caracol gigante africano.
Las especies exóticas invasoras son animales, plantas o microorganismos que, al haber sido trasladados más allá de sus límites naturales de distribución, consiguen establecerse y avanzar en los nuevos ambientes donde han sido introducidos. Esto genera impactos severos sobre la diversidad biológica, la cultura, la economía y la salud pública.
Desde el Ministerio explicaron que el caracol gigante africano se desplaza y coloniza el hábitat de moluscos nativos, que deben ser preservados para mantener la biodiversidad y la sustentabilidad del ecosistema.
Además del impacto que puede ocasionar sobre la agricultura y la fauna de caracoles de la zona, también puede transmitir parásitos perjudiciales para la salud humana y la de otros animales. Dichos parásitos están presentes en la baba del caracol y pueden contaminar frutas y verduras, que en el caso de no ser lavadas correctamente pueden causar enfermedades de origen zoonótico a las personas.
La resolución 417/2020, publicada hoy en Boletín Oficial, prohíbe la importación, el tránsito interjurisdiccional, la cría y el comercio en jurisdicción federal de animales vivos, productos o subproductos de este caracol. La medida también establece adoptar las acciones y protocolos elaborados a partir de un proyecto piloto desarrollado con la especie en la provincia de Misiones.
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