
Niños en la calle pidiendo una moneda, vendiendo cositas, gente revolviendo la basura para juntar algo para comer. Todos síntomas de una situación de pobreza estructural que lleva años. No es de ahora pero las autoridades hacen poco o nada.
La imágen es ilustrativa
Mirna Carvallo de Zganjar hace un relato descarnado de una situación que vivió en su comercio del centro sanlorencino.
Ella misma y sus empleadas advirtieron la presencia de un nene de alrededor de años que estaba deambulando, asustado porque estaba perdido, sin su familia en pleno centro de la ciudad. Es uno más de los que circulan diariamente vendiendo cosas o pidiendo una moneda.
Este chiquito se llama Juan. Pero «hay muchos Juanes» dice Mirna con dolor. «Y nadie hace nada» agrega enojada.
«No puede haber un nene a la deriva» sostiene. «Si no tiene padres o ellos no se ocupan tiene que haber alguien en algún cargo -que para eso están- que se preocupe, se encargue de la situación y haga un seguimiento»
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